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La teoría del flujo, el estado máximo de concentración de los humanos

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Adentrarse en el «estado de flujo» se ha convertido en un término comúnmente escuchado entre los pasillos de ciertas corporaciones tecnológicas en Silicon Valley. Este estado de flujo describe una condición psicológica en la cual las personas se hallan totalmente absortas en lo que están haciendo, experimentando un alto grado de concentración y disfrute en la actividad en curso. Alcanzar este estado trae consigo una teoría del flujo donde el tiempo parece detenerse, elevando exponencialmente la productividad. Diversos estudios han concluido que no existe una manera única para que el cerebro entre en este «trance productivo»; es más bien un estado psicológico subjetivo que se logra bajo circunstancias particulares para cada individuo.

La teoría del flujo fue introducida por el psicólogo Mihály Csíkszentmihályi en 1975, quien la comparó con la sensación de flotar llevado por la corriente de un río, donde el cerebro opera con una eficiencia tal que permite a la persona realizar tareas de manera casi automática.

Csíkszentmihályi entrevistó a artistas y deportistas de alto rendimiento buscando patrones que facilitaran a cualquier individuo alcanzar este nivel de concentración. Este análisis no solo afianzó su teoría sino que también proporcionó material suficiente para escribir varios libros al respecto.

De acuerdo a Csíkszentmihályi, para que el cerebro alcance este estado es necesario que se cumplan ciertas condiciones:

  • Concentración total en la actividad: Es fundamental focalizar toda la atención en la tarea a realizar, evitando la multitarea y las distracciones.
  • Claridad de objetivos y retroalimentación inmediata: Debes tener una comprensión clara del propósito de tu actividad, lo cual te permitirá avanzar sin dudar.
  • Equilibrio entre desafío y habilidad: La tarea debe estar al alcance de tus habilidades, generalmente logrado mediante la práctica reiterada.
  • Satisfacción en la tarea: Disfrutar y tener interés en lo que haces es crucial para disfrutar del proceso.
  • Autoconsciencia reducida: Alcanzar un control total sobre el desarrollo de la tarea permite que, en actividades físicas, por ejemplo, la memoria muscular tome el mando, facilitando la ejecución casi automática de la tarea.
  • Percepción alterada del tiempo: La inmersión en la actividad puede hacer que el tiempo pase muy rápido, dejando una sensación de brevedad.

Si se presentan fallos, como la falta de experiencia o la necesidad de consultar cualquier cuestión ante un problema, podría dificultar alcanzar el estado de flujo. Aplicar la Ley de Carlson, que sugiere trabajar con la menor cantidad de interrupciones posibles, y realizar una planificación previa de las subtareas necesarias, puede optimizar el escenario de trabajo y favorecer el ingreso en este estado mental.

Si tras un esfuerzo intenso aún no se logra este estado, puede ser útil revisar las condiciones previas: distracciones, falta de recursos, o un desafío excesivo pueden ser factores a considerar. Analizar y ajustar estos elementos puede ser clave para alcanzar el estado de flujo en futuros intentos.

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