Xiulin Ruan, un destacado investigador de ingeniería mecánica de la Universidad de Purdue, ha puesto todo su esfuerzo en un proyecto singular: desarrollar la pintura más blanca del mundo. Sin embargo, su propósito no es simplemente obtener reconocimiento o romper récords, sino alcanzar un objetivo más ambicioso: crear ciudades más sostenibles y verdes.

La búsqueda del blanco más blanco ha sido una obsesión para Ruan y su equipo durante años. Lograron presentar su primer hito en 2020 con el «acrílico CaCO3». Poco después, en abril de 2021, presentaron una nueva solución aún más blanca, conocida como «BaSO4», la cual fue reconocida por Guinness World Records como la pintura más blanca del mundo en su edición de 2022.

¿Por qué tanto empeño en esta búsqueda? 

La razón detrás de este trabajo va más allá de la mera curiosidad por el color blanco. Ruan buscaba una pintura con una alta capacidad de reflexión de la luz solar. Sus pinturas reflejaban el 95,5% y 98,1% de la luz solar, respectivamente, en comparación con las pinturas comerciales que solo reflejan entre el 80% y 90%. Este efecto de reflexión solar es crucial para lograr su verdadero objetivo: enfriar superficies sin la necesidad de aires acondicionados o ventiladores.

¿Cómo se consigue?

El concepto detrás de este enfoque se basa en décadas de investigación en el campo del «enfriamiento radiativo». La fórmula desarrollada por Ruan contiene una alta concentración de sulfato de bario, lo que permite que las superficies pintadas se enfríen por debajo de la temperatura ambiente al reflejar una gran cantidad de radiación solar mientras emiten calor infrarrojo. Esto hace que la pintura sea más potente que los aparatos de aire acondicionado convencionales y con un menor impacto en el consumo de energía.

La verdadera razón detrás de esta búsqueda no es solo lograr un blanco más intenso, sino contribuir a la sostenibilidad y reducción del consumo energético en las ciudades. Si materiales como esta pintura cubrieran incluso una pequeña parte de la superficie terrestre, se podría reducir significativamente la absorción de calor y, en consecuencia, las temperaturas globales podrían estabilizarse.

La vista puesta en el mercado.

Aunque la pintura «ultra blanca» de Purdue tiene sus desafíos, como depender del sulfato de bario, que se extrae de minas, los investigadores continúan avanzando. Han desarrollado una nueva fórmula más delgada y ligera que podría aplicarse en vehículos y naves espaciales para disipar el calor en su interior.

Ruan y su equipo están trabajando en la expansión comercial de su pintura. Aunque todavía quedan algunos problemas por resolver, esperan que los costes y la producción no difieran demasiado de las pinturas comerciales habituales. Se prevé que esté lista para su uso comercial en aproximadamente un año.

En resumen, la búsqueda del blanco más blanco no es solo una cuestión de estética, sino una herramienta para fomentar ciudades más frescas y sostenibles, reduciendo la dependencia de sistemas de enfriamiento energéticamente intensivos, y en Snell estamos completamente comprometidos con la tecnología y el avance hacia un mundo más sostenible.